martes, 14 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Gabriela

La ciudad Universia es una de las más misteriosas por las que pasé, ya que en ella se perciben dos realidades opuestas.

Una durante el día en el que todo debe ser analizado e interpretado metodológicamente, justificándose por medio de las ciencias y la razón. Esto se observa en sus edificios, los cuales deben ser todos iguales, de acuerdo a reglamentos que establecen medidas estándares que deben ser respetadas. Lo mismo se observa en sus plazas, ya que además de no poseer diferencias, en ellas no hay juegos ni distracciones que entretengan a los transeúntes. Todo esto debido a que, de día, las personas debaten y prestan poca atención a todo aquello que signifique perder tiempo. La risa es vista como descortés y ser serio en esta ciudad, es signo de inteligencia y clase, las personas que ríen mucho, pierden tiempo que se debe dedicar al pensamiento. En resumen, recorriéndola en las tardes no presenta características que atraigan a los turistas.

Pero todo cambia en las noches en las que las ciencias y la razón son abandonadas y un mundo de magia, fantasía y sueños surge inesperadamente al esconderse los últimos rayos de sol. Todos los ciudadanos que de día se muestran fríos y encerrados en sí mismos, comienzan a reír, bailar, pintar, actuar, cantar, invitando a todos los que pasen a acompañarlos, iniciando relaciones de todo tipo que de día serían imposibles observar. Entre las charlas que surgen se habla de los anhelos de mundos mejores, de los amores eternos y los no tanto, de las alegrías y tristezas, pero la palabra que más suena es imaginación, y ella se observa en cuadros, murales, artesanías, canciones y bailes, en las que se plasman resúmenes de charlas y porque no también, expresiones de aquellos que al ser tímidos, les agrada más liberarse de otro modo. Es un momento de relax, en el que se olvidan de las ataduras y normas del día, para conectarse con esos mundos a los que la razón impide llegar. Luego, cuando se cansan, todos ordenan y van a descansar, repitiendo la misma rutina a diario.

Es una ciudad, en la que nada se mezcla, todo tiene su lugar y se pretende un confuso equilibrio.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Rosana

Mi ciudad, la ciudad a la que todos llegan ya sea para vivir unos años o para transitar aleatoriamente por sus calles y cumplir con alguna de sus actividades para, luego, marcharse a otro lugar.

Esta ciudad, que hoy la caracterizan elementos muy distintos a los autóctonos se ve inmersa en una nube gris, que a muchos no los deja pensar. Sin embargo, esa nube tan criticada por algunos, es símbolo de progreso y vanguardia para otros. No obstante, a estos últimos no los afecta el olor nauseabundo que ella irradia ya que, al igual que el extranjero, solamente se acercan al epicentro de la ciudad a trabajar y, luego, el “estilo de vida verde” invade sus vidas.

Gran evolución ha tenido nuestra ciudad en las últimas décadas, configurándose en ella centros diferenciales que aseguran una segregación social cada vez más pronunciada. Lástima que dicha evolución ha asegurado el bienestar a unos pocos y, pobres, aquellos que no se ven contentos en poder deleitar la serenidad del parque bien iluminado simplemente por no vivir a su alrededor… pero recuerda la Bahía crece en todos lados.

Sinónimo de diversión, progreso, actividades económicas… la Bahía se ha transformado, la Bahía blanca, se ve inmersa en un proceso de transformación que trata de disimular las consecuencias grises del cambio.

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Gisela y

Atardecer en Bahía Blanca[1]

Objeto: el fin de esta ponencia será brindar a ustedes un primer acercamiento a mi trabajo de investigación, vinculado a la historia de los años finales de una ciudad de relativa importancia en el sur de lo que fue el cono sur latinoamericano.

Lo primero es determinar qué era un tren: un medio de transporte que consistía en una serie de vagones de ocho ruedas, enganchados entre sí y tirados por una locomotora, que circulaban sobre una senda metálica en que se insertaban perfectamente sus ruedas de hierro.

Este sencillo vehículo configuró una época en la historia económica y social de lo que entonces se llamaba Edad Contemporánea y hoy definimos como Segunda Edad Media. Los documentos que llegan hasta nuestros días afirman que este medio de transporte había comenzado su declinación cuando Bahía Blanca entró en lo que llamo su Época Final.

Retomemos esta ponencia: vista desde el tren de entonces, la Bahía Blanca hoy en ruinas y a medio comer por el mar debía asemejarse a un gigantesco pozo, verde y salitroso, que cae en el mar blanco. El convoy que venía desde la Ciudad Capital –Capital Federal a la nomenclatura de entonces- bajaba desde las sierras de la Ventania, el único de los nombres propios mencionados en este texto que pervive al día de hoy. Desde el norte entraba a la ciudad, después de describir una serie de curvas y contracurvas.

Los planos que atesora la Omnibiblioteca permiten inferir que desde el vértice se ingresaba al cuadrado perfecto que describía la ciudad. ¿Habrá sido la carencia de agua, la creciente preeminencia del viento o la profecía de ese autor llamado Jorge Borges, lo que finalmente determinó la destrucción de la ciudad?

Sabemos, en principio, que Bahía Blanca comenzó a quedarse sin agua justo en el momento en que este mineral líquido empezaba a suplantar al oro en el interés de los mercados mundiales. Sin embargo, no habría sido este fatal desenlace económico el que determinó su suerte. Más interesante –amén de complicado- es encarar el estudio de este desgraciado suceso a partir de la matriz social que enfrentaba a furiosos defensores de lo Opaco y los cultores de un floreciente arte, que sus apólogos atribuyen a la proverbial belleza del lugar. Puedo dar fue de ello: he revisado numerosas fotografías que los Servicios mantienen, como debe ser, fuera del alcance de la plebe alienada. Esas imágenes revelan a una ciudad de flora y fauna apenas modificada por el hombre, con arroyos, lagunas, sierras, playas y mar a escasos kilómetros. Sólo el impenitente e intolerable viento, que nunca descansaba, puede explicar el lento peregrinaje de los bahienses o bahianos –no se ha logrado determinar el gentilicio- hacia la locura final. El resto de las cualidades de su geografía era una bendición para la calma del sistema nervioso.

Autocalificados expertos en esa Historia han pretendido que ese estado mental era producto de la inminencia del final catastrófico. Yo, que he venido a marcar un quiebre en el tratamiento de este tema, sostengo que en realidad la relación fue la inversa: la locura provocó o aceleró la inevitable finalización de ese tiempo.

He recorrido a pie Bahía Blanca desde las vías del norte. Bajé por el terraplén que desemboca en el lugar donde debía estar la calle San Juan. Caminando por la senda rumbo al noroeste, unas columnas dóricas marcan la posible existencia de algún teatro de comedia o tragedia. Miran al poniente. Es posible imaginar, hoy, las tardecitas de los lugareños de aquel tiempo, tras salir de las funciones. He podido saber que se trataba de espectáculos unipersonales, donde un actor brindaba a su audiencia jocosas interpretaciones de su tiempo contemporáneo. Pero aún no acabo de entender el porqué de los exámenes a que sometían a su auditorio. Mi amigo y colega de la Universidad de Arroyo Corto, el dr. Félix Maimón, sabrá brindar mayores precisiones, pero mi sospecha es que este último acto no era más que el broche de oro de la función.

Luego, fui pasando por huellas de brea que denotaban la existencia anterior de asfalto. Supuse, no sin cierta melancolía, que por allí debía pasar la famosa calle Estomba, perfumada años ha por tilos y paraísos. Las botas quemaban y el sol del mediodía de diciembre se confirmaba agobiante. La presión sigue siendo la misma que denotaban los partes del Servicio Meteorológico. Pero el viento ya no está. Se ha ido cuando se fueron las restantes formas de vida y movimiento. Ahora, ya podrá asentarse sobre estas ruinas nuevamente la vida.



[1] Presentamos aquí esta ponencia del dr. Auguste Com. La particular modalidad de presentación obedece al cambio de estilo en los tiempos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Ulises

BAHÍA BLANCA COMO LLANURA LÍQUIDA

Bahía Blanca, cuentan, ya no tiene la misma fisonomía de antes.

De hecho, no tiene nada de bahía, hoy es una gran llanura líquida. Donde ya nada se distingue, no hay referencias, marcas espaciales.

Los gerontes cuentan que esto se asemeja a mares y lagunas de antes; nos hablan de Monte Hermoso, de Pehuen-có, de Las Encadenadas ¡Qué diversidad!

Pero, para nosotros, es todo monotonía, no sabemos cuando el agua dulce era dulce y la salada, salada.

Hoy, pura monotonía, nada que nos marque a fuego, claro si es todo agua. Navegué kilómetros en busca de signos de lo distinto, pero nada, sólo llanuras líquidas, iguales a “Bahía Blanca”, creo haber dado la vuelta al mundo pero no lo puedo asegurar.

Sé, a pesar de todo, que bajo estas masas de agua está aquella “Bahía Blanca” de la que hablan, mítica o verdadera, que es pasado pero debemos tenerla presente.

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Sabrina

UN PRESENTE CONTINUO

No se sabe desde cuándo, pero el tiempo se rebeló en Bahía Blanca. Los episodios, otrora ordenados cronológicamente, hoy se superponen como hojas de calcar. No sabemos tampoco si sus habitantes conocen esta situación, porque el bahiano promedio no es de salir a ver si llueve, según el último censo; ni de noche, ni de día.

Sin embargo, por suerte, por desgracia, los no promedio, que también son bahianos, dicen. Dicen haber visto cosas sorprendentes.

Los pequeños vendedores de rosas de restaurant afirman que vieron pasar una tropa de indios con sus caballos; que rompiendo las reglas de tránsito avanzaron por 19 de Mayo, doblaron en 12 de Octubre y siguieron por 11 de Abril.

Los chicos y grandes que esperan la mudez de la noche para grafittear los colores de su club en los paredones de Tiro Federal, se sorprendieron al encontrarse con una leyenda sobre la pintada que habían hecho la noche anterior: “El pueblo explotado manda las elecciones a la mierda”. Firmaba un tal ERP.

Los adolescentes que cantan y bailan al son de la cumbia hasta altas horas, aseguran que cada primero de mes un hilo rojo sale por debajo de todas las puertas de las casas del barrio Mi Casita; que todos esos hilos se unen y forman un río de sangre que deja teñidas las calles por varios días.

Como hojas de calcar superpuestas el tiempo en Bahía Blanca ha decidido rebelarse.

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Irene

Las ciudades y la pertenencia

Marina

Durante mucho tiempo no hubo un cartel que rezara Bienvenidos a Marina en la puerta de la ciudad. Si, además de eso, uno era viajero, tenía que tener cuidado de no detenerse mucho tiempo, pues la ciudad siempre se apropiaba de lo que no le pertenecía.

Cuenta la leyenda inexacta y olvidada a medias, que en Marina se asentaron unos peregrinos que estaban de paso durante una noche borrascosa. Armaron unas tienditas precarias pero se quedaron más de lo previsto. Eventual y pregresivamente, otros viandantes que de casualidad pasaban por el lugar, fueron forzados a unirse a este primer asentamiento y al cabo de un año, ya ascendían a cien las casitas improvisadas que se divisaban desde la llanura. La partida siempre era postergada por motivos diversos que ahora ya se han olvidado; nadie podía irse. De este modo, como el corazón de los peregrinos no pertenecía a Marina, todo era endeble, momentáneo y caduco. Todos creían que era cuestión de días, de semanas o (en el peor de los casos) meses, para abandonar el paraje. Y, sin embargo, pasaban los años y Marina seguía creciendo al ras del suelo, minada de tiendas, mercados improvisados, iglesias de chapa.

Pero esta leyenda tiene dos caras y no se puede contar una parte sin mencionar la otra. Una vez que el habitante acepta que está atrapado en Marina y comienza a enamorarse de su vista a la bahía, de su tierra salitrosa, de su aire cargado de frescor o del silencio de los claros, es forzado a irse. Marina es esa mujer caprichosa que al conseguir su objetivo pierde el interés con demasiada facilidad. El ex habitante, entonces, la sueña de lejos y la llora con verdadero sentimiento de pérdida, como un genuino amante abandonado.

Quienes en ella nacen son criados con el sentimiento de la próxima partida y la pertenencia a otro lugar. Es por esta razón que la identidad como ciudadano se define paradójicamente por la no identidad y la no pertenencia, por el deseo de fuga hacia unos horizontes inalcanzables. Quienes mueren en ella luego de muchos años de esperar la partida, son enterrados cerca del mar pero el cuerpo sigue perteneciendo al suelo… hasta en la otra vida se les niega la posibilidad de escapatoria.

Como nunca nadie planeó quedarse, Marina sigue creciendo apoyada en una telaraña de estructuras provisorias. Después de mucho tiempo, los habitantes lograron cierto nivel de resignación y decidieron levantar la única estructura que resistirá el paso de los años; el mojón que marca el camino de entrada a la ciudad. Fue hecho como una advertencia para aquel que pasa y no planea quedarse. Es por esto que la palabra bienvenidos fue omitida.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Leo

Bahía Blanca es una ciudad extraña, llena de paradojas por donde se la mire. Para comenzar podría intuirse que por su nombre se encuentra muy ligada al mar, como si ciudad y océano estuvieran muy relacionados. Pero sus habitantes no tienen mucha relación con él. El mar (por más que esté a unos pocos kilómetros) parecería estar a mucha más distancia, dado que en realidad es otra localidad la que se encuentra entre bahía y el océano. El puerto que allí se ubica pertenece en su mayor parte a unos pocos, que privatizándolo llenan sus bolsillos de gran cantidad de dinero. Por más que Bahía se autoproclame como salida al mar, en realidad es una salida para unos pocos. Otra paradoja (siendo una zona marítima) es como el principal y lógico recurso proveniente del mar (la pesca) también se está agotando.

Yendo hacia el interior de la ciudad seguimos encontrándonos con más particularidades. Es una ciudad grande y heterogénea, pero a la vez chica, de hecho los habitantes se conocen bastante entre sí a pesar de ser bastantes. Además pueden verse resumidas y condensadas en esta ciudad características del país en el cual está inmersa. El centro está lleno de negocios y locales. Sus veredas son transitadas por personas que miran y compran artículos minoritariamente imprescindibles. Pero basta con transitar las afueras de la ciudad para encontrarse con la realidad. Calles de tierra, casas de chapa (a menudo agolpadas en estilo “casa chorizo”) donde sus habitantes viven en un estado de precariedad absoluta. Muchas veces ni siquiera hay números para identificar las direcciones de los distintos hogares (o a veces estos números no siguen un patrón lógico).

Pero en las afueras también pueden verse barrios muy distintos. Rodeados de un alambrado que no sirve para encerrar a los sujetos que viven dentro: ellos mismos buscan aislarse de la realidad. Sus casas son lujosas y están rodeadas de árboles. Estos barrios privados o “countrys” (así los llaman) son como una especie de universo paralelo. Lo más curioso es el hecho de que el encargado de gobernar esta ciudad vive en uno de estos lugares, tan extraños, aislados y artificiales, alejados de la comunidad que esta persona debería palpar y sentir además de gobernar.

En el plano cultural también se ven paradojas interesantes. Por un lado encontramos pocos pero variados museos dentro de la ciudad. Pero al margen de este circuito cultural pueden verse en las paredes y los muros grafitis y murales con multiplicidad de mensajes. Pero estos intentos de llamar la atención en la mayoría de los casos no funcionan, ya que los habitantes de la ciudad suelen ser transeúntes nada más, solo circulan en pos de objetivos específicos y para dirigirse a ciertos lugares. Su tránsito es conducido por los circuitos preestablecidos de la ciudad. Solo hay unos pocos caminantes, de esos que circulan para caminar y sentir la ciudad y las múltiples imágenes que están allí. Es como si en este sistema donde todo es apremio y apuro no tuviéramos derecho a tomarnos algo de tiempo para vagabundear.

Esta ciudad no solo tiene paradojas en cuanto a su presente sino que las arrastra desde su pasado.

Surgió como un fuerte, estructura que nos invita a pensar en una función defensiva cuando en realidad su objetivo era cumplir una misión ofensiva.

A medida que fue creciendo muchos idealistas veían a esta ciudad como una metrópoli de un futuro prodigioso, cuando en realidad tuvo un desarrollo parcial y direccionado. Estos idealistas no vieron que en realidad las metrópolis eran otras, y que a esta ciudad le tocaba ser colonia según los designios de quienes viven en aquellas.

En el presente los edificios viejos pueden observarse como postales del pasado. La mayoría ni siquiera son vistos con atención o son considerados vejestorios inútiles, o por el contrario cambiados o cercenados para albergar negocios. Solo basta con dirigir la mirada a una esquina muy transitada donde en la actualidad funciona un local de comidas rápidas de alcance internacional, donde los despojos de un viejo edificio combinados intencionalmente con el negocio de hamburguesas configuran uno de los mayores monumentos a la globalización vistos hasta el momento.

Podría decirse mucho más de Bahía, pero es una ciudad algo extraña como para descifrarla de manera profunda en un solo viaje. Quedará para los futuros viajes y los próximos vagabundos seguir describiendo las características de esta pequeña y gran ciudad.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Ciudades invisibles

Como cierre del seminario, los invitamos a crear su propia "ciudad invisible" tal como lo hizo Italo Calvino en su hermoso libro (pueden encontrarlo en la fotocopiadora del CeHUM). Elijan la forma de expresión que prefieran (escrita, visual, lo que quieran) para describirles a sus compañeros el espacio que hayan imaginado durante el último encuentro del 2 de diciembre.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Para recordar y pensar

Durante la última parte de la última clase estuvimos en la Estación Sud. Su actual remodelación eliminó los murales que estaban ubicados en el frente, la mayor parte de ellos en la pared interior del muro situado sobre la línea municipal.
Por suerte, Rosana había llevado su cámara fotográfica y pudo quedar el registro. Pueden verlos aquí: http://historiadelarte2007.blogspot.com/2007/06/recuerdos-del-recorrido-ferroviario.html

Las vagabundas que estaban presentes propusieron que viajemos en el tren cultural del sábado 27 a las 16 hs. ¿Vamos, mientras pensamos desde las lecturas de Michel de Certeau y de Estevan Ricard, miramos con ojos de antes y de ahora y escuchamos qué nos cuentan sobre la historia local? Otras posibilidades son: el mismo sábado a las 14 hs. y el domingo en los mismos horarios.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Mural en plaza Perón







Los alumnos de la segunda cohorte del Postítulo en Arte Público de la Escuela Superior en Artes Visuales están realizando un mural con técnica mixta en la plaza Perón que se encuentra camino al cementerio municipal.


Después de varias postergaciones por razones climáticas, ayer pudieron avanzar hasta casi terminarlo. Anoche, Alejandra envió estas fotos (son dos personas las que tienen ese nombre, pero ustedes podrán descubrir cuál fue la que escribió). Invitó a compartir la finalización hoy, domingo, a partir de las 15 hs., con charla, mate y música. Otra vez, comenzó a llover desde el mediodía. Teniendo en cuenta la sequía que sufre nuestra región desde hace bastante, me pregunto si estos inconvenientes son un problema o un buen augurio.


























jueves, 4 de noviembre de 2010

Clase del jueves 11 de noviembre

El próximo jueves 11 de noviembre nos encontramos frente al mural que está en la primera cuadra de la calle Gral. Paz (entre Chiclana y San Martín), sobre mano derecha, a las 14.30 hs..
A aquéllos que estén en la Universidad, los espero en la puerta del edificio de Humanidades hasta 14.20 hs., para ir juntos en el auto.

Diana

jueves, 28 de octubre de 2010

Murales y graffiti de la ciudad - Parte 1





Algunos sténciles (2008)




Mercadito de Trelew y 12 de octubre (2008)


Graffiti en la canchita del cruce entreCharlone y las vías (2008)

Esquina de la universidad, Córdoba y 12 de octubre (2008)

Aula comedor de la UNS, San Juan casi Av. Alem (2008)

Esquina del Hospital Municipal (Estomba y Perú - 2008)




Peatonal Drago entre Donado y O'Higgins (2008)

Esquina de 19 de mayo y 12 de octubre (2008)

Calle Rodríguez(?) (2008)

MAC, Sarmiento casi Alem (2008)


Zapiola casi Sarmiento (imágenes tomada en 2008)

"Pomelo" en la esquina de Zapiola y Salta (imagen tomada en 2008)

La Plaza de Villa Mitre

El Monolito
La Reina de las Villas



El inmigrante árabe

jueves, 14 de octubre de 2010

Próximo encuentro: jueves 28 de octubre

El próximo encuentro será el jueves 28 de octubre. Nos reunimos a las 14.30 hs la puerta del edificio de 12 de octubre y San Juan para, desde allí, ir hasta la Plaza de los Lápices. Los textos sugeridos para la clase son:
  • Rafael Pérez-Taylor, "El cuerpo simbólico de la ciudad", en José Antonio Fernández de Rota y Monter (coord.), Ciudad e historia: la temporalidad de un espacio construido y vivido, Madrid, Akal, 2008.
  • Carolina Montero, “Gigantes de hormigón; la Plaza de los Lápices: espacio público y memoria de la última dictadura. Bahía Blanca, 1993-2007), en Espantoso Rodríguez, Teresa y Carolina Vanegas Carrasco (org.). Arte Público y espacio urbano. Relaciones, interacciones, reflexiones. 1er. Seminario Internacional sobre Arte Público en Latinoamérica, organizado por el Grupo de Estudios sobre Arte Público en Latinoamérica – Instituto de Teoría del Arte “Julio E. Payró”- Facultad de Filosofía y Letras –UBA. Buenos Aires, 11-12-13 de noviembre de 2009. Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2009.
  • Lilian Prebisch, “Mecanismos de gestión ascendente en el arte público; análisis de dos casos de San Miguel de Tucumán”, en Espantoso Rodríguez, Teresa y Carolina Vanegas Carrasco (org.). Arte Público y espacio urbano. Relaciones, interacciones, reflexiones. 1er. Seminario Internacional sobre Arte Público en Latinoamérica, organizado por el Grupo de Estudios sobre Arte Público en Latinoamérica – Instituto de Teoría del Arte “Julio E. Payró”- Facultad de Filosofía y Letras – UBA. Buenos Aires, 11-12-13 de noviembre de 2009. Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad de Buenos Aires, 2009

Los espacios verdes de la Bahía Blanca

La Plaza Rivadavia (1903, 1908, 1921)

El Parque de Mayo y el Barrio Adornado (1910, 1913, 1921, 1948, 1951 y 1953)

Postales extraídas del Archivo Histórico Municipal de Bahía Blanca

Si les interesa, pueden descagar un trabajo que presenté en el Simposio de la Solar sobre el Parque de Mayo donde recuperé algunas de las argumentos de Gorelik acá
El blog de Mario Minervino, "La Bahía Perdida", ofrece bastante material visual y textual sobre cuestiones urbanísticas del pasado y del presente de Bahía Blanca. Los invitamos a visitarlo en la siguiente dirección: labahiaperdida.blogspot.com