lunes, 30 de agosto de 2010

Mirones y caminantes


Durante el encuentro anterior empezamos a poner nuestras percepciones en estado de alerta. Dejando por un rato el sedentarismo visual/intelectual al que estamos acostumbrados, un ejercicio muy simple nos volvió un poco nómades y mediante el registro de olores, sonidos, texturas nos aproximamos a la ciudad de una manera más completa, al mismo tiempo que tomamos conciencia de lo fragmentario.
Comenzamos a analizar el frente de nuestro edificio. Gisela, con su mirada medievalista, aportó la caracterización más ajustada: "parece un palimpsesto". Esos muros y puertas dan cuenta de distintas representaciones, de grupos que pugnan por tener visibilidad, por tener el poder de representar. Distintas técnicas (graffiti, sténcil, pintura mural, cerámicos), soportes (discursivos y/o visuales) y emplazamientos sugirieron que esas marcas supusieron decisiones en el momento de haber elegido cómo plasmarlas, decisiones que suponen un tiempo previo de reflexión, de cálculo de recursos materiales, de manos haciéndolas posibles.
Ese frente se nos presentó, claramente, como un espacio activo, vital, en el que el debate de distintas voces se yuxtaponen, se superponen.
Una parte de nuestros muros exteriores no tiene esa dinámica, ¿cuál? ¿por qué? ¿Por qué ninguno de nosotros propusimos mirar la pared que está sobre calle San Juan? ¿Nos olvidamos?
María cursó este seminario, con ella vagabundeamos por algunas partes de la ciudad, iba a hacer su trabajo final escrito sobre el indio que está en Choele-Choel. Me duele mirarlo, no quiero analizarlo formalmente.

Diana

No hay comentarios:

Publicar un comentario