lunes, 13 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Rosana

Mi ciudad, la ciudad a la que todos llegan ya sea para vivir unos años o para transitar aleatoriamente por sus calles y cumplir con alguna de sus actividades para, luego, marcharse a otro lugar.

Esta ciudad, que hoy la caracterizan elementos muy distintos a los autóctonos se ve inmersa en una nube gris, que a muchos no los deja pensar. Sin embargo, esa nube tan criticada por algunos, es símbolo de progreso y vanguardia para otros. No obstante, a estos últimos no los afecta el olor nauseabundo que ella irradia ya que, al igual que el extranjero, solamente se acercan al epicentro de la ciudad a trabajar y, luego, el “estilo de vida verde” invade sus vidas.

Gran evolución ha tenido nuestra ciudad en las últimas décadas, configurándose en ella centros diferenciales que aseguran una segregación social cada vez más pronunciada. Lástima que dicha evolución ha asegurado el bienestar a unos pocos y, pobres, aquellos que no se ven contentos en poder deleitar la serenidad del parque bien iluminado simplemente por no vivir a su alrededor… pero recuerda la Bahía crece en todos lados.

Sinónimo de diversión, progreso, actividades económicas… la Bahía se ha transformado, la Bahía blanca, se ve inmersa en un proceso de transformación que trata de disimular las consecuencias grises del cambio.

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