miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nuestras ciudades (in)visibles: la ciudad de Sabrina

UN PRESENTE CONTINUO

No se sabe desde cuándo, pero el tiempo se rebeló en Bahía Blanca. Los episodios, otrora ordenados cronológicamente, hoy se superponen como hojas de calcar. No sabemos tampoco si sus habitantes conocen esta situación, porque el bahiano promedio no es de salir a ver si llueve, según el último censo; ni de noche, ni de día.

Sin embargo, por suerte, por desgracia, los no promedio, que también son bahianos, dicen. Dicen haber visto cosas sorprendentes.

Los pequeños vendedores de rosas de restaurant afirman que vieron pasar una tropa de indios con sus caballos; que rompiendo las reglas de tránsito avanzaron por 19 de Mayo, doblaron en 12 de Octubre y siguieron por 11 de Abril.

Los chicos y grandes que esperan la mudez de la noche para grafittear los colores de su club en los paredones de Tiro Federal, se sorprendieron al encontrarse con una leyenda sobre la pintada que habían hecho la noche anterior: “El pueblo explotado manda las elecciones a la mierda”. Firmaba un tal ERP.

Los adolescentes que cantan y bailan al son de la cumbia hasta altas horas, aseguran que cada primero de mes un hilo rojo sale por debajo de todas las puertas de las casas del barrio Mi Casita; que todos esos hilos se unen y forman un río de sangre que deja teñidas las calles por varios días.

Como hojas de calcar superpuestas el tiempo en Bahía Blanca ha decidido rebelarse.

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